Fumar es parte de nuestra vida cotidiana. Sí, dije «nuestra» porque aunque usted no fume seguramente alguien en su entorno cercano lo hace; quizás en el trabajo, tal vez en casa. Los fumadores no son una especie en extinción, por el contrario, son un grupo en expansión, que se multiplica y se reproduce a una velocidad desconcertante.
Paradójicamente, quienes fuman conocen los riesgos de su comportamiento. Saben que fumar «daña la salud»; a fin de cuentas es algo que incluso está impreso en el dorso de las cajetillas de cigarro.
Es cierto, fumar daña la salud y lo hace de forma silenciosa pero implacable. Lo advierte la Organización Mundial de la Salud. El tabaquismo mata, literalmente, más de 8 millones de personal cada año, o dicho de otro modo, cada 5 segundos muere una persona a causa de una enfermedad relacionada con el tabaquismo.
Si le parece poco ahí va otro dato: como promedio las personas que fuman ven reducida su esperanza de vida en 13 años. Además, las personas fumadoras no solo desarrollan cáncer de pulmón con frecuencia, además es habitual que se les diagnostiquen otras patologías malignas, como cáncer de vejiga, esófago, riñón, laringe, hígado, boca, páncreas, estómago, garganta, entre otras…muchas otras.
Sin embargo, un amigo fumador me responde que estas son «solamente estadísticas», cosas que les pasan a «otros». Como reza un viejo dicho, «nadie escarmienta por cabeza ajena», quizás por eso hoy mismo se inician en este hábito aproximadamente 1600 jóvenes y mañana la misma cantidad. Son tantos los que quedan atrapados en esta adicción que mundialmente se estiman en más de 1.3 billones los fumadores, siendo la inmensa mayoría de ellos residentes en países con bajos y medios ingresos.
Curioso, también en los países con bajos y medios ingresos las demencias son un serio problema. ¿Casualidad? No lo creo.
¿Incrementa el tabaquismo el riesgo de demencia?
Fumar es un importante factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, incluyendo la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular. Un informe con el que ya estamos familiarizados, el reporte de la Comisión Lancet, estima que el tabaquismo es responsable del 5% de todos los casos de demencia que se diagnostican anualmente en el mundo(Livingston et al., 2020).
Si consideramos que cada año se detectan globalmente alrededor de 10 millones de nuevos casos, ese pequeño 5% representa aproximadamente unos 500 mil diagnósticos que podrían prevenirse. ¿No es poco verdad?
Fumar no daña solo sus pulmones; también atrofia su cerebro
El tabaquismo se ha asociado sistemáticamente con numerosas dificultades de salud, incluyendo problemas de salud cerebral y cognitiva. La evidencia sugiere que los fumadores tienen, en promedio, un funcionamiento cognitivo global ligeramente más deficiente en la vejez, así como puntuaciones medias más bajas en varios dominios cognitivos, como la flexibilidad cognitiva y la memoria.
Si bien el efecto del tabaquismo sobre las capacidades cognitivas es relativamente pequeño, estudios recientes han comprobado que fumar altera la estructura del cerebro.